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Cuando escribo sobre terapia me gusta siempre comenzar por todo aquello que pasa fuera de sesión. La terapia siempre empieza antes de llegar a la sala donde empieza la relación terapéutica, empieza siempre por una decisión que toma el cliente y es importante recordarlo porque así todo el proceso que sigue es del cliente y eso le ayuda a conseguir la tan ansiada independencia del niñx que necesita permiso para ser.
Suele pasar que cuando se le propone a alguien acudir a terapia surgen frases como “yo no creo en terapia” o “no lo necesito” o incluso sonrisas congeladas que parecen decir “¿dónde está la puerta de salida de emergencia?”
A menudo se disparan todas las alarmas; mirar adentro no es tarea fácil y además terapia a veces se nos asemeja a “algo no va bien conmigo”.
Estas sensaciones son normales y difíciles por eso es tan importante un acompañamiento amoroso a este paso. Como ya he dicho, creo que la terapia comienza en el momento en que decidimos dar ese paso, antes de llegar a sesión. Y esto es importante porque la terapia es el proceso del cliente, y conviene recordarlo para hacerle dueño de su propio proceso.
Y no, no es que algo no vaya bien conmigo, nos olvidamos de que somos seres sociales y necesitamos no pasar solos según qué procesos, y desgraciadamente esta sociedad nos aísla y dificulta los espacios de encuentro sanos donde podemos abrirnos sin sentirnos juzgados, ni exigidos, donde podemos “no estar bien” sin que se nos haga sentir que “algo no va bien con nosotros” o que tenemos un defecto de fábrica.
Eso me lleva a hablar de la relación. Se me quedó grabado cuando oí a Eduardo Guedes decir que creía firmemente que las relaciones sanan, seguramente porque me parecía algo difícil de creer y porque en mí sonaba a dependencia del otro. Evidentemente porque así me movía yo. Pero con el tiempo y la experiencia he tomado conciencia de que realmente eso es así. En Gestalt la principal herramienta en el acompañamiento es el mismx terapeuta. Si nos ponemos conscientes de las relaciones que establecemos y las entendemos como una oportunidad de crecimiento, nos van a dar mucha información y nos van a ayudar a sanar nuestra manera de relacionarnos con el otrx.
Conviene recordar también que la terapia es un encuentro con unx mismx, y aunque a veces podemos encontrarnos rincones con telarañas, en esos rincones a veces se encuentran tesoros valiosos, nuestra parte más esencial escondida que nos ayuda a caminar por la vida lo más acorde a nuestros deseos y necesidades.