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En muchas filosofías orientales se relaciona la longevidad con la respiración. Y cada vez más se le da más dimensión al trabajo de la respiración, no sólo para mejorar los estados emocionales, sino también de salud y como trabajo de ampliación de la conciencia.
En sesión trabajo mucho con la respiración, suele ser un trabajo de observación, de un darse cuenta de nuestros patrones. Y de como esos patrones me dan mucha información sobre cómo vivo las diversas situaciones. Poner atención en la respiración implica también poner la atención en el presente, y poder tomar decisiones de cómo quiero estar ahora, presente o evitativa.
Me interesa hoy la relación entre ritmo y respiración. Últimamente por circunstancias personales, mi ritmo de vida es todo menos calmado. A veces, las situaciones se presentan así… Y es especialmente importante poder poner atención a la respiración, poder acompasarme con el momento presente, y escuchar lo que necesito. Es un ancla para situaciones en las que la vida parece un ciclón, y allí yo puedo mirar el ciclón como a otro ritmo. Mantener un ritmo interno independiente de lo que sucede afuera, como decía el halcón en el artículo que le dedicamos.
Respetar nuestros ritmos es una de las grandes dificultades de hoy en día, a menudo no es posible, entre otras cosas porque no tenemos claro cuál es ese ritmo natural en nosotros, desde una edad temprana ya nos vamos acoplando a las circunstancias externas que dirigen más que observan y/o respetan. Y en ese acoplarnos nos olvidamos de nuestra capacidad de autoescucha y autoregulación.
Conectar con la respiración, escucharla, modularla… Todo esto nos ayuda en las tareas de REconocernos y escucharnos, y desde allí acoplarnos a nuestro ritmo interno necesario es un poco más sencillo. Es sobre todo importante, antes de que el reclamo interno de autoescucha se vuelva más vehemente, a través de la ansiedad, o los ataques de pánico, el estrés y sus consecuencias, etc.
Es importante remarcar que no se trata de una herramienta adaptativa a un ritmo loco, para que pueda rendir más y mejor, como se usa el mindfulness hoy en día en el mundo empresarial, sino un elemento subversivo, de contacto que pide un cambio más tarde o más temprano a un moverme en la vida de manera más afín a mis necesidades reales. Hay situaciones que quedan fuera de mi control, por supuesto, pero hay otras que pueden ser cambiadas, aun con todas las consecuencias que eso conlleve.
En la imagen aparece un caracol. Al conectar con él me recuerda conectar con mi ritmo, me muestra como respira con todo el cuerpo, y como su respiración se acompasa con el corazón. Y así me quedo un rato, respirando también con todo mi organismo.
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“(La respiración) provee de oxígeno a los procesos metabólicos: literalmente sostiene los fuegos de la vida. Pero la respiración como” pneuma” es también el espíritu del alma. Vivimos en un océano de aire como los peces viven en un cuerpo de agua. Mediante nuestra respiración entramos en consonancia con nuestra atmósfera. Si inhibimos nuestra respiración nos aislamos del medio en el que existimos”
~Alexander Lowen