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Ayer en una comunicación con un animal fallecido, éste le decía a la persona que necesitaba conectarse más con el corazón. Me contestó, ¿y cómo se hace eso? Ante la propuesta de que visitase los recursos gratuitos de nuestra página donde hay una meditación que ayuda a conectarse con el corazón, me comentaba que las meditaciones le generaban ansiedad.
Y no es la primera vez que me encuentro ante esta situación. Incomodidad, dificultad, ansiedad, resistencia… Todos estos son elementos que aparecen cuando nos conectamos con algo que en algún momento no fue bien recibido, o acompañado, etc. Es importante poner este tema sobre la mesa. Porque si no parece que sea algo sencillo y que simplemente haciendo unas cuantas meditaciones y recitando unos cuantos mantras ya esté todo el trabajo hecho y nos vamos a sentir de maravilla y súper conectados. No es así.
Entraña dificultad, incomodidad, y está bien que sea así. Mucho se habla de la positividad tóxica, y no en vano. Personalmente, no me gusta la expresión, la necesidad de poner etiquetas es una manera más de alejarnos de la incomodidad de la apertura, del vacío fértil. Esta semana ya son más de dos personas las que me hablan de la ansiedad que les genera tocar el vacío fértil. Para cada uno ese vacío se presente de diferentes maneras, según su coraza. Puede ser el no saber la respuesta, cambios físicos, perder una pareja, etc.
Hay veces que desde la teoría nos acercamos a ese vacío fértil de manera ingenua, como una infinidad de posibilidades. Y lo es. Pero también implica soltar el carácter, el personaje, que, en resumen, es lo que nos da seguridad en nuestra vida. Y nos quedamos, como dice Pema Chodron, sin el suelo bajo nuestros pies. Y no tener suelo, ni lugar donde asirse no es un lugar cómodo.
Hablábamos no hace mucho sobre la zona de confort, dónde nos sentimos cómodos a pesar del esfuerzo que ello implica, el cansancio. Pasar el umbral de aquello a lo que queremos ir, a lo que sabemos que necesitamos ir, da miedo. ¿Me podré sostener en el otro lado? ¿Sabré como moverme? ¿me volveré a sentir herido, no visto? Etc.
A menudo cuando viene alguien a sesión con ansiedad, al ir desgranando, vemos que es la respuesta del cuerpo a una situación que ya no quiere más. No me escucho, me fuerzo a hacer lo que sé que no puedo, no necesito o no quiero. Pero hacer algo distinto, aunque a priori parezca que me va a dar libertad, ponerme la vida más fácil, me da miedo, porque es terreno desconocido. De ahí que el trabajo siempre sea autosustentarse primero. Sentirme segura. Ir poniendo un pie, probando el agua, ir aclimatándome, hasta que me vaya sintiendo segura para meter el cuerpo entero.
No va a ser cómodo probablemente, pero ¿Quién dijo que tenía que serlo? Allí hay juicio.
Como siempre te invitamos a visitar nuestra web, y a contactar con nosotras si tienes cualquier duda o quieres información. También si algo te interesa, y quieres dejar tus comentarios, estaremos encantadas de leerte.
“Estar completamente vivos y ser completamente humanos
significa ser arrojado continuamente del nido”
~Pema Chödrön