- Inicie sesión o registrese para enviar comentarios
Miramos siempre el ego, y como nos domina, cuando convendría poner también mucho la mirada en lo común y en el amor. El amor es contacto, y el contacto nos cuesta, no es como nos lo pintan en las pelis. En un mundo en el que todo es rápido, y visualmente invasivo, acabamos aislándonos al menos un mínimo, lo que en general pasa por desensibilizarnos. Por lo que no podemos menospreciar la dificultad que hay en el contacto.
Cuanto más me dedico a este trabajo, más vivo el ego y la coraza desde otro lugar, cada vez siento más cuidado ante ellos. Al final del día, una coraza no es más que una defensa ante lo que vivimos como un ataque o un peligro, por lo que, qué bueno que pudiésemos usar algo que sintiésemos que nos defendiese.
Evidentemente lo ideal sería que no necesitamos esta estructura, pero eso implicaría un acompañamiento “perfecto” o relaciones “perfectas” y eso no es posible. Es importante por tanto soltar esas imágenes idealizadas de gente que lo tiene todo gestionado. Porque además es una manera de ver que hay una meta a la que llegar, lo que sólo nos va a dejar con una sensación de insatisfacción. Se dice a menudo que la meta es el camino, y aquí yo lo que entiendo, por mi experiencia personal, y el acompañamiento que he hecho, es que la dificultad es estar con lo que hay, la dificultad está en el contacto. No importa cuantas herramientas tengamos, al final del día vamos a necesitar contactar con lo que hay, y para ello necesitaremos atravesar capas y capas de miedos, juicios, introyectos, proyecciones, etc. Y no basta con “sanar” lo que nos pasó en el pasado, como si nuestra herida fuese una enfermedad, seguimos viviendo y nos van a seguir pasando cosas.
El concepto de sanar heridas, como si las heridas ya no vayan a estar allí una vez sanadas es una utopía. Es como quién tiene una cicatriz de una operación de una pierna. La cicatriz curó, pero toda la experiencia de antes, durante y después de la operación, los miedos, las dificultades, los impedimentos, la vulnerabilidad sentida, no desaparecen. Y menos mal, porque nos traen conocimiento, entendimiento, empatía y visión.
No estar reactivos ante lo que nos sucede, sostener el contacto, la vulnerabilidad, el dolor y el amor, es el trabajo al que en estos momentos siento que podemos aspirar. Y no sólo por nosotrxs mismxs, sino por todxs. Así voy a entender las dificultades del otrx, voy a poder ver más allá de su sufrimiento, o no voy a necesitar etiquetar a los demás para sentir que tengo un mínimo de control para no sentir mi miedo, etc.
La mayoría de la gente que nos contacta últimamente tienen síntomas de ansiedad, y veo a mi alrededor como los niveles de demencia están aumentando de manera alarmante. No podemos separar lo individual de lo social. El individualismo neurótico que tenemos hoy en día nos lleva a estos niveles de ansiedad, dónde hacemos ver durante años que no pasa nada con este ritmo demencial, esta soledad y aislamiento, hasta que petamos. Sí, hay un problema de salud mental, y sí, son necesarios más medios, pero también y más importante, es necesaria una sociedad amable, respetuosa, donde las prioridades estén bien colocadas, y el crecimiento productivo y económico no esté por encima del bienestar de los seres que la conforman. Va en dos direcciones, trabajar desde lo individual trae cambios sociales y viceversa. Hay que ir trabajando en paralelo. Como terapeutas, nuestro compromiso pasa por allí, y no podemos simplemente compartir tips y herramientas, que está bien y es necesario. También es importante implicarnos más allá de vez en cuando.
Como siempre, estaremos encantadas de recibir vuestro feedback o consultas. Amamos nuestro trabajo, aunque no siempre sea sencillo. Os invitamos a daros una vuelta por nuestra web y nuestra cuenta de Instagram y os deseamos un buen camino.
“Si amas a alguien pero rara vez estás disponible para él o ella,
entonces eso no es amor verdadero”
~Thich Nhat Hanh