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Nos encontramos hace poco en un podcast sobre comunicación animal, que se entendía por comunicación la emisión y recepción de mensajes hablados, y es algo que pasa a menudo. Si hay algo que hemos aprendido las dos durante todos estos años, es que comunicarse implica muchas otras cosas. Yo puedo decir “no tengo miedo”, creer que no tengo miedo, no sentir el miedo, y sin embargo estar aterrada por dentro. Lo vemos en las sesiones, en las de terapia hablada, en las de liberación de pericardio y en las de comunicación animal.
Y esto nos ha ayudado a entender que comunicación es un término mucho más amplio que abarca muchas otras cosas. Cuando hablamos de comunicación nosotras entendemos que hay también emociones, imágenes, comprensiones e incluso vivencias que están y/o que nosotras necesitamos vivir y transmitir.
Abrirnos a lo desconocido, ponernos curiosas es fundamental, nos ayuda a que la comunicación sea más rica, querer tener las cosas catalogadas y etiquetadas no. Yo puedo saber que algo me ha funcionado, pero no tengo la verdad absoluta sobre esa práctica ni su estructura.
Cuando estaba estudiando la maestría con Marivi Simona, uno de los ejercicios era preguntarle a nuestro animal qué era la muerte. Su respuesta fue, “la muerte es lo que tú quieras”, mientras me enseñaba en medio de la oscuridad, girando sobre mi misma mientras luces salían de mis manos y se iban colocando en la oscuridad.
Y aunque a menudo lo olvido, porque uno de mis mecanismos es buscar y tener siempre una respuesta, es importante recordar que necesitar saber cómo son las cosas es una manera de control. Cuando Sandra Ingerman habla de chamanismo, siempre dice que nos abramos a muchas posibilidades, que seamos creativas con lo que sintamos. Por eso, cuando nos preguntan muchos detalles sobre estructuras organizativas “etéreas” hay veces que nosotras vamos a responder, “eso es ponerle mente”. Porque hace años que estamos en esto, y hemos aprendido y bebido de muchas fuentes, y ninguna es más mentira ni más verdad que la otra.
No en vano, en más de una cultura, cuando hacen viajes chamánicos hablan del mundo de los sueños, dónde los límites de la física no tienen lugar. Nuestra mente ha aprendido que para estar seguros y a salvo, necesitamos controlar, saber, colocar las cosas en un sitio determinado. Pero eso delimita las posibilidades creativas, de ver y de entender.
Los animales con los que comunicamos nos lo dicen constantemente. Y abrirnos a este tipo de comunicación, a no necesitar saber, nos ayuda a abrirnos durante la terapia con humanos, y nos abre a comunicarnos con ellxs de otra manera.
Hace poco, un familiar muy cercano, que ya no puede comunicarse al uso por un tema de salud, ha estado comunicándose con nosotras de otra manera, recordándonos otros modos de comunicar, el vínculo, y lo hermoso de nuestro trabajo. También nos ha recordado que entender la comunicación desde otro lugar es clave para que este mundo cambie el rumbo hacia un lugar más amoroso.
Bajemos al cuerpo, a nuestra fisicalidad, y desde allí abrámonos total y completamente a nuestro sentir, a otra manera de percibir, sin etiquetas, ni explicaciones. Y desde allí, quien sabe…
“La mayoría de la gente piensa que creemos en nuestra experiencia.
Esto no es cierto; experimentamos lo que creemos”
~Sandra Ingerman