Placer y deseo

placer y deseo

 

Últimamente surge mucho este tema en las sesiones. Inevitablemente en terapia tendemos a ver lo que no, confrontar lo neurótico, lo que ya no me sirve, lo que me genera sufrimiento. Pero, ¿y el deseo?

Al final del día mucha parte de nuestro carácter no es más que deseo frustrado, juzgado o criticado. Y allí lo escondo, pretendo que no existe, que yo no tengo de eso. 

Acercarse al placer, al deseo, a lo gustoso es una parte esencial del proceso.  

Cuando hablo del deseo, del goce, de lo gustoso, me refiero a algo muy íntimo. Es una parte de gran vulnerabilidad, donde me permito desear a secas. Pero no es tan simple. Muchas cosas entran en juego y el deseo empieza a tener un diálogo, unas implicaciones y se mezcla con otras cosas. 

El otro día me di un baño frío en el mar. Estaba nublado, acababa de llover, pero me llamaba el agua desde un lugar muy interno, desde una sabiduría muy física. Un momento después estaba dentro del agua mirando hacia la roca y los pinos. No había nadie en la playa, ni en las rocas, sólo estábamos las rocas, los pinos, el agua, la arena, los peces, las golondrinas y un cormorán volando bajo, a punto de rozar el agua. De repente las prisas, las exigencias de mis circunstancias actuales se iban desprendiendo y mezclando con el agua. Sentía mi animal de poder nadando conmigo, y el contacto frío del agua, el sol que iba apareciendo de vez en cuando. Y allí salía lo inevitable, las emociones a flor de piel, mi humanidad. 

Placer. 

Más tarde, ya envuelta en la toalla, mirando al agua veía lucecitas doradas. 
Deseo puro y crudo, sin más estímulos ni disfraces. Con la culpa, el miedo revoloteando pero sin dejar que se mezclen, que parezcan lo mismo, dándole a cada uno su lugar, y no censurando. Allí hay contacto, y aunque no es fácil a veces, sostener ese contacto tiene mucho de placentero, dejar que los sentidos se agudicen y que una sola gota de agua recorriendo mi cara genere una reacción en cadena por todo mi cuerpo. 

Nombrar y dejarse sentir ese deseo, con todo lo que le acompaña, es parte importante de todo proceso. 

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