Florecer

montaña

 

A veces florecer no se parece a lo que una espera. Florecer también es un proceso que requiere estar abierto a él.

Después de una época de hibernación, llega el momento de abrirse al deshielo, a qué las cosas se vayan moviendo. Siendo una cría, estando en la montaña con mucho frío, se me heló un dedo del pie. Al bajar a casa, como dolía mucho, no sé me ocurrió otra cosa que echarle agua bien caliente. Aún recuerdo lo que dolió. Aprendí que si un organismo vivo se hiela, necesita volver al movimiento poco a poco, a su ritmo. Meterle prisa genera un dolor innecesario.

Hace unos días fui a la montaña, hacía un calor digno del más caluroso agosto. La nieve se fundía con rapidez. Pero la hierba, los árboles, los insectos no podían seguir ese ritmo, les había cogido por sorpresa. Cada cosa se forma de una manera por una razón, cambiar los ritmos bruscamente tiene consecuencias.

Sentada en una piedra, miraba las yemas en las ramas de los árboles. Las anémonas y lirios de bosque que ya empezaban a estar alrededor, junto con la hierba y el brezo que aún estaban marrones. Y así me sentía yo. Notaba ya como empezaba el deshielo en mi interior, como la nieve se iba fundiendo y ya empezaban los primeros brotes. Y aun así también me sentía todavía en el momento que he estado viviendo, aunque con la claridad que ha traído y que no ha sido fácil de transitar.

Ayer mismo por la noche se iban abriendo pequeñas flores, junto a las que se han cerrado. Estas últimas iba dejándolas, aceptando y agradeciendo el aprendizaje y soltando la muda que ya no necesito pero a mi ritmo. Honrar el proceso de duelo antes de iniciar algo diferente y con la conciencia de que los procesos conviven y no hay una separación clara. Hacer eso ayuda a dejar de romantizar el trabajo personal y no esperar llegar a una meta en particular que además es poco realista. 

Pasar por aquí ha requerido entender que mi aprendizaje está por encima de todo, porque somos seres sociales, tenemos incluso un sistema nervioso social. Pero precisamente por eso, porque vivimos en grupo, en colaboración, el aprendizaje individual es tan importante. Revisitar proyecciones, maneras de amar o empatizar, como me abro al contacto, genera cambios a nivel grupal.

 

Aprender a acompañarnos en los procesos de una manera amable sigue siendo primordial en una sociedad que ve necesario moverse rápido y sin contacto. Y eso se hace en relación. Si te interesa este tema o cualquier otro de los que compartimos, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.

 

"Nadie está completamente roto.

Es tan sólo una cuestión de cuánto tiene que derrumbarse

antes de que el ascua de la vida se exponga al exterior“

~Charles Eisenstein