Cometer errores

errores

 

Cada vez más se habla de que cometer errores es inevitable, que de ellos se puede aprender y que tenemos que ser más flexibles y amables con nosotros mismos. Vemos muchas publicaciones al respecto, e incluso podemos oír charlas en canales populares sobre el tema.

La realidad que nos encontramos sin embargo en nuestras sesiones es que la gente se exige no cometerlos, se compara, abuchea y ridiculiza a otros que los cometen, y basan gran parte de su autoestima en eso. Suele haber miedo a la vergüenza, a ser rechazados, a no ser amados, etc.

Es difícil no sentirse así cuando nuestra sociedad actual se basa en gran parte en eso. Gente exitosa, perfecta en su aspecto y perfecta en sus acciones, por lo menos según unos parámetros generalizados, que no llegan a toda la sociedad, pero a gran parte de ella. 

Nos encontramos las dos polaridades. Gente que se enorgullece de no equivocarse nunca y que no puede soportar que la gente se equivoque, y los que se equivocan y se menosprecian por ello, y aceptan sumisos el juicio, la crítica y su bajo valor por equivocarse.

El trabajo siempre es el mismo, suavizar los polos e intentar llegar a un punto medio. Mirar de dónde viene esa exigencia, ese juicio y cuál es mi fantasía sobre lo que puede pasar si me equivoco. No es un trabajo sencillo, tocamos puntos importantes. Educación, tanto en casa como en el exterior, búsqueda de amor y reconocimiento, y soledad, etc. No obstante, es muy difícil poder llevar una vida tranquila si siempre tenemos el yugo de la exigencia puesto sobre nuestros hombros, pero también si se la ponemos a los de otrx. Porque cuando somos los jueces de otras personas, no podemos estar más lejos de nosotrxs mismxs. Suele haber allí un introyecto, una frase que me he tragado entera, sin digerir, “no te puedes equivocar” y allí me he mimetizado con otra persona, ya no soy yo, brillo por no equivocarme, y adopto el papel de juez, poniéndome por encima del otrx. Allí me diluyo también, y no hay margen de error para mí. Puede haber miedo o una creencia de que me protejo frente a alguna agresión, o el rechazo, etc.

No vamos a entrar en si equivocarse es bueno o es malo, pero sí vamos a decir que es inevitable. Todxs nos equivocamos en un momento u otro. Hay errores que nos pueden costar la vida, eso es así. Pero la gran mayoría no, y no sólo eso, a menudo son necesarios para poder crecer. Entonces conviene no tratarlos todos como si nos fuese la vida en ello, sino que aceptarlos, restarles el protagonismo que toman en nuestra vida, y en todo caso, ver que se puede hacer al respecto, siempre desde la amabilidad y colocándonos en nuestra dignidad.

En resumen, mucho cuidado con volvernos exigentes, egoístas, ávaros con el amor que nos damos. Esa manera de relacionarnos con nosotros, y con los demás, no sale así como así, no es algo espontáneo, no es quiénes somos, es algo aprendido, y por tanto, se puede desaprender y aprender otras maneras. Empecé a escribir este artículo ayer, y justo después en una sesión salió con claridad el tema del miedo al error, la exigencia, la creencia de que hay una manera correcta. Fuimos desenredando el ovillo, mirando con minuciosidad artesana que había por allí, y poco a poco acabamos en llegar a un momento difícil, doloroso de soledad, sin tocarlo directamente, pero bajándolo al cuerpo. Al llegar al corazón, de repente tambores empezaron a sonar en la calle, agradecida sentí el momento mágico, hermoso que se da cuando las cosas se aúnan y se encuentran para que la sanación se dé, aumente el amor en el mundo, aunque nos parezca algo microscópico, como cuando nuestras células se unen para que nuestros órganos funcionen y podamos ser quiénes somos. 

Agradecimiento por poder acompañar a otrxs, por los momentos que nos recuerdan que la magia existe aunque la tengamos tan malentendida o la demos tanto por hecho. Aunque se esté intentando cambiar el discurso en algunos sectores, aunque esa información llegue, hay dinámicas tan instauradas que es necesarios dar un paso más para que eso cambie, hay que bajar la información al cuerpo, es importante el acompañamiento a estos procesos.

Ayer en una comunicación, un querido gato nos hablaba de cauterizar las heridas de un corazón descarnado con miel, aparte de un efecto antibiótico, trae mucha dulzura. Ese es parte del propósito de este proyecto, traer más dulzura al mundo para poder curar las heridas que nos mantienen alejados de nosotrxs mismxs.

Te invitamos a que te des un paseo por nuestra web con todos los servicios que ofrecemos, recursos gratuitos, precisamente esta semana hemos publicado un post sobre la coherencia cardiaca, y puedes encontrar un recurso gratuito que te ayude a practicarla en esos momentos que más amor necesites. Y si tienes cualquier otra consulta no dudes en contactarnos, estaremos encantadas de atenderte.

 

“Un corazón lleno de amor es como un pájaro

hermoso que ninguna jaula puede contener”

                                            Estas Tonne