Apropiarnos de lo nuestro y soltar lo del otro

limites

 

A veces nos encontramos que acuden a terapia personas que están teniendo dificultades para gestionar duelos de terceras personas, hijos, amigos, padres, etc.

Cuando buscamos y miramos un poco más nos damos cuenta de que es imposible trabajar el duelo de otra persona, por mucho vínculo afectivo que tengamos. El duelo es del otro, y por tanto, no podemos gestionarlo nosotrxs.

Es importante ver entonces qué nos pasa a nosotrxs con eso. ¿Teníamos un vínculo también con aquello que ya no está? Por ejemplo, una madre que sufre la separación de su hijx. ¿Cuál era la relación con la expareja? ¿Tenía ella vínculo establecido con esa persona? Entonces aquí hay un duelo pendiente de hacer que es independiente del duelo del hijx, es su propio duelo. Si no es así, nos estamos perdiendo en el duelo del otro, en el dolor del otro, y desde allí no sólo no podemos gestionar lo que nos pasa, sino que además no podemos acompañarle en su dolor.

La semana pasada hablábamos de poner límites. Para poder hacerlo es importante tener conciencia de lo que me está pasando, porque allí es donde yo estoy, quiera o no, siento lo que siento y tiene un sentido. Si me está costando sostener ver el dolor en alguien con quién tengo un vínculo y en vez de atender mi dificultad, o mi dolor, me quedo anclada en el de la otra persona, no puedo hacer nada con él, porque no es mi dolor. Por eso tener un contenedor claro y limitado me ayuda a prestarme atención, a cómo me siento, a lo que me pasa, lo que se me mueve, si me trato con cariño y paciencia, o si quiero no sentirme así, etc.

Se habla mucho de la empatía y los empáticos. La empatía ayuda a entender al otro, a ponernos en su lugar, a no pasar por encima de las necesidades y derechos del otro. Pero es importante saber poner límites, porque a veces la empatía se convierte en confluencia. Me quedo con las sensaciones del otro y las hago mías. No estoy poniendo un límite, y por tanto lo que me pasa a mí no lo sé, y a parte paso las barreras del otro, energéticamente no estoy siendo respetuosa.

Por eso es importante tener una serie de prácticas que nos ayuden a establecer esos límites sin miedo. Hacer un trabajo de interiorización desde un lugar honesto, nos permite saber qué nos pasa. No es un trabajo fácil, pero descubrirnos, sea como sea el viaje, rara vez no es satisfactorio. Podemos limpiar situaciones que nos han dejado bloqueados o congelados, y no nos dejan escucharnos realmente. El trabajo del cuerpo también es esencial en este proceso. Reforzar el contenedor, esos límites. Paseos descalzos por la naturaleza que nos enraícen, dinámicas o prácticas que nos ayuden a sensitivizarnos y escucharnos a nivel de cuerpo, son también esenciales para poder entender nuestros límites y reforzar nuestro sentir. 

Cómo siempre, estaremos encantadas de resolver cualquier duda que tengas sobre este tema u otro, y/o leer cualquier comentario o aportación que quieras hacer. Y también, si el tema te interesa o te genera dificultades, puedes darte un paseo por nuestra web y los recursos que ofrecemos. En cualquier caso, gracias por leernos. 

 

"La negación de las necesidades propias por las de otros

es el tipo de defensa más común contra el vínculo" 

                                                 Henry Cloud