Hemos escrito varios posts en nuestra cuenta de Instagram sobre el tema de los paseos a los perris.
Cada vez más, especialmente tras el confinamiento, vemos a gente paseando sus perros por la calle, o por el parque. La gente cada vez más se ha dado cuenta de que salir al exterior es necesario, y con un perro creen que tienen más opciones de salir.
Esa sería la lectura inicial, pero nosotras creemos también que las cosas intentan siempre armonizarse con el movimiento natural de la vida, y que de manera inconsciente sentimos la necesidad de abrirnos a otra manera de vivir nuestra vida, más conectados a una parte de nosotros más animal, y a abrirnos al corazón, algo en lo que los perros son expertos.
Por eso los paseos con nuestros perros toman una importancia especial, más allá de sacarles para que hagan sus necesidades o ejercicio. Pasear con ellos es una oportunidad para conectar con el silencio y conmigo, y si nos abrimos a esa opción ellos nos van a enseñar como pasear con ellos en vez de a ellos.
Cada vez que bajamos a la calle con Maui, es una oportunidad para estar conmigo y con él, ya que él me hace saber que quiere estar conmigo de otra manera. Los paseos son muy diferentes cuando me abro a estar presente con él en el paseo, nos movemos de manera distinta y es todo más fluido. Siento que estamos en conversación todo el tiempo, nuestra mirada se va cruzando cada vez que surgen diferentes opciones de camino, y todo se siente como una especie de baile.
A la vez es una oportunidad para mí para soltar todo lo que me sobra, al seguirle a él que se mueve guiado por el instinto y conectado a su necesidad, puedo abrirme a esa opción, a dejar los pensamientos, salir del movimiento entre el pasado y el futuro, y quedarme en el presente. Disfrutar de ese paseo y dejar que lo que tenga que darse se dé, ya sea incomodidad, calma, alegría, tristeza, rabia… sin dejar que nada se me lleve, bien anclada al suelo como veo a Maui hacer. En sus interacciones con el espacio y con los otros, no se engancha a nada, ni deja de sentir tampoco, se guía por los olores, decide con quién quiere interaccionar al momento, y si la interacción no le interesa se va. Aprovecha al máximo cada momento y me ayuda a mí a hacer lo mismo.
Cuando paseamos a nuestros perris podemos aprender tanto de ellos, en vez de juzgar sus interacciones decidiendo cómo debería ser, poniéndoles etiquetas. En vez de eso, puedo observar, ponerme curiosa, con él y conmigo misma. Sostener el vacío inevitable que se pone delante nuestro cuando soltamos pensamientos, juicios… Y si surgen, aprovechar para observar qué me pasa a mí con eso. Si mi perro ladra mucho y eso me molesta, mirar cómo estoy yo, cuál es mi relación con la rabia, con confrontar, con el miedo, etc. en vez de intentar hacerle callar, o criticarle.
Agradezco cada paseo que doy con Maui, estemos del humor que estemos, a veces nos sincronizamos más, otras menos, a veces nos enfadamos, a veces estamos todo el rato pegados, pero en todos y cada uno de ellos, al volver a casa, se queda un rato con su cabeza pegada a mí, y le oigo decirme, gracias por pasear así conmigo, me gusta mucho que podamos sentirnos así. Y es una manera más de recordarme que no dé nada por hecho. Agradecer cada paseo es parte de todo el proceso de Vivir en sí, y del regalo de compartir Vida con Maui.
Te invitamos a darte un paseo por nuestra web, y todo lo que ofrecemos en ella. En especial puede interesarte la comunicación animal o la liberación de pericardio, para poder abrirte a la experiencia con tus animales y a saber lo qué te quieren o necesitan decirte.
El perro está todavía en estado natural.
Y puedes verlo fácilmente porque tú tienes problemas y tu perro no.
Y mientras tus momentos de felicidad pueden ser pocos,
tu perro celebra la vida continuamente.
~Eckart Tolle