Hoy queremos hablar del descanso, y para ello empezamos hablando de la lucha continua que establecemos para sostener la estructura aprendida y/o desarrollada, llamada ego, carácter, coraza, etc.
Cuando nos planteamos hacer las cosas de manera distinta a lo que solemos hacer desde nuestra coraza, lo que se suele llamar últimamente salir de la zona de confort, sentimos todo tipo de incomodidades, de hecho, confort significa comodidad. ¿Por qué salir entonces de una situación en la que yo me siento asentado, cómodo y descansado?
La realidad es que esa sensación de descanso no es real, hay una lucha interna, una resistencia que se está moviendo contra una parte más ligera que tiene un movimiento claro, una energía clara, y para pararla se requiere mucha resistencia y mucho esfuerzo.
A menudo, cuando estamos en sesión trabajando algo, y la persona ve algo con muchísima claridad, reporta una sensación de ligereza, y también de cansancio, un cansancio físico, que suele sentir como si hubiese estado haciendo algún tipo de esfuerzo y los músculos se hubieran resentido por ello.
Esto no es más que la muestra de que el llamado confort, en realidad no es tal, hay en realidad mucho esfuerzo para mantener el status quo. Esto no quiere decir que vayamos a arremeter contra ese esfuerzo, ni hacerlo nuestro enemigo, ya que parte de un lugar muy blandito, dónde sentimos que necesitábamos esa coraza para defendernos de alguna situación. Por tanto, soltarlo requiere valor y merece cuidado.
En cualquier caso, hoy nos gustaría reivindicar la palabra descanso. Descansar se compone del prefijo des- (negación) y cansar, sería por tanto algo así como no cansar, lo que no nos cansa.
No hay comodidad en no dejarnos fluir de manera natural. El otro día lo comentábamos con unos compañerxs. El ego con más trabajo, también se vuelve más sofisticado en intentar mantener la estructura que le ha mantenido a salvo todo este tiempo para no tocar el dolor. Y hablando de una situación en la que la manera de moverse de una persona parecía tener todo el sentido, al mirar más profundo, vimos que la estructura estaba tan forzada que en realidad lo que requería era mucho esfuerzo. Cuando llevamos a más de una persona, a un grupo, a un trabajo sistémico, el esfuerzo lo lleva todo el sistema.
Confrontar eso, esa estructura que se mantenía con tanto esfuerzo lleva necesariamente a un choque, un desmoronamiento, una crisis. Pero en ese soltar, en ese no esfuerzo, hay un no cansancio. Hay un descanso. Es rendirme al movimiento natural de mi cuerpo. Sentir el dolor, la ansiedad, la falta de control, el miedo, etc. Dejarlo fluir, sentirme pequeño, vencido, y rendirme a algo más grande, que se mueve en armonía.
Perder en esa lucha contra mí mismx, implica confiar en el otrx, en la vida, dónde no todo depende de mí, dónde me puedo dejar acompañar y puedo escuchar a esa parte que desea y se permite expresarse. Aquí sí hay descanso, sin resistencia.
Desde Conectando con tu Latir te podemos acompañar en tus procesos. No dudes en ponerte en contacto con nosotras si tienes cualquier duda, y visitar los diferentes apartados de la web. Gracias.
“Ya no sabemos cómo descansar.
No le permitimos al cuerpo descansar,
liberar la tensión, y sanarse”
Thich Nhat Hanh