Una tarde de este verano, cerca de un manantial, tuve una experiencia preciosa con una libélula que decidió dedicarme su tiempo, para jugar conmigo y comunicarse de alma a alma. Compartimos y nos sentimos desde nuestra esencia y desde el corazón. Aqui os dejo su mensaje, lleno de sabiduría y belleza, como es ella.
Su mensaje empezaba así: Abrirse a la Naturaleza, sin juicios es imprescindible para sentiros parte de ella. Los humanos veis a la Naturaleza como algo externo, llenos de prejuicios sobre el aspecto físico de los insectos y animales que viven en ella, muchas veces sintiendo miedo y rechazo. Y es porque solo veis con vuestros ojos físicos el exterior y desde ahí hacéis juicios, no sabéis percibir la esencia del animal, planta o insecto para reconocer la grandeza que hay en el o ella. La libélula me mostraba que formamos parte de la Naturaleza al igual que ella y desde la Naturaleza no se nos juzga sino que se nos percibe desde nuestra Alma, aceptándonos tal y como somos en esencia.