Cada año espero con ganas verlas aparecer, me fascina la combinación de colores, su cresta y su curioso vuelo. Este año las siento menos tímidas, con más ganas de mostrarse.
Han sido varias las ocasiones en que se me han cruzado con su vuelo tan característico en estas dos últimas semanas. Andando o en coche, de repente una abubilla pasaba justo por delante mío.
Las abubillas actualmente se encuentran en el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. La falta de espacios naturales donde anidar, y el menos número de insectos debido a los pesticidas, hace que su población esté bajando.
Su largo pico le ayuda a buscar insectos profundo en la tierra y el sonido de su canto es repetitivo, por eso en algunas áreas de la península se le llama, apuput o puput. A mí me recuerda a un tambor. También se les conoce por el olor, ya que para proteger los nidos los recubren de excrementos. Todo esto me hace pensar en su conexión con la tierra y el aprovechar todos los recursos a su alcance. Tal vez tenga eso que ver con el hecho de que haya una famosa leyenda árabe donde se representa a la abubilla como la mensajera del mundo invisible.
Le pregunto, abubilla, ¿me puedes decir algo que me ayude? Y la oigo decirme que no tenga prisa, que después de un duelo, llegan cosas nuevas, pero que hay que dejarle más espacio al vacío que se abre entre una cosa y otra para que lo que llega pueda colocarse bien. Que el vacío está preñado de significado y de silencio y en el silencio es dónde las cosas se crean.
Quédate en él, no tengas prisa, me dice. ¿Aún más? Le pregunto, y me dice que sí. Respira, me dice, y explora el silencio. Me impele a dejar de juzgar la abundancia. Mira mis colores, me dice, el cobrizo que parece la luz del sol, pero con el ocre de la tierra y rayas blancas y negras para conseguir el equilibrio. Nada es blanco ni negro ni nada es todo luz tampoco. Hay que saber moverse entre la sombra y la luz, hay que saber que es un ciclo de movimiento de un lado a otro, esa es la realidad de la vida, y entre medio el espacio, la plenitud, la plenitud del vacío.
Donde ves dificultad hay abundancia, la abundancia del aprendizaje. No hay un tipo único de abundancia, hay riqueza en lo que entiendes y en lo que puedes soltar. Al igual que en mis plumas está el calor del sol, está la luz y la sombra. La vida no es una única cosa, es el movimiento entre varias.